sábado, 24 de febrero de 2018

Testimonio Nicolás Aguirre


TÍTULO
Como adopté a mi perrita
SUMARIO
Nunca pensé que una de las mejores compañías, que he tenido vendría de la calle.
CUERPO DEL TEXTO*
No esperaba nada nuevo ese viernes. Había salido a caminar a las siete de la mañana a la montaña que se encuentra atrás de mi universidad. Como no tenía ningún compromiso que considerara importante, compré una botella de Ginebra y algo de comer para el camino. Pues siempre que subía o bajaba de la montaña, me encontraba con varios perros callejeros a los que solía darles algo de comer.

Cerca de las nueve de la mañana decidí bajar del lugar, estaba algo mareado porque ya me había acabado media botella, pero aún así estaba listo para rendir un examen. En el camino me topé con una perrita mezcla de corgi y cocker spaniel que siempre me acompañaba.

Ese día decidió seguirme a donde fuera. Entré con ella a la Facultad y la gente inmediatamente la reconoció como mi perrita. De hecho la perrita demostraba tanto su aprecio que entró conmigo a dar el examen y se sentó en la silla de alado. Saliendo del lugar, traté de tomar el bus, pero no quería subirse, de una u otra forma le molestan los lugares con mucha gente. Así que fui caminando a la oficina de mi madre para ir en el carro y llevármela a casa. Al llegar, no había alguien ahí: Así que acosté a mi nueva mascota en el sillón junto a mí mientras terminaba de beber el licor que tenía guardado.

Mi madre llegó, y al momento de regresar a ver a la perrita, ambas se asustaron. Le expliqué que me siguió y que no valía dejarla nuevamente en la calle para calmarla un poco. Me dijo: “al menos ya le pusiste nombre”. Le respondí: Se llamará “Ginebra”.



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