TÍTULO
|
Como adopté a mi perrita
|
SUMARIO
|
Nunca pensé que una de las mejores compañías, que he tenido vendría de
la calle.
|
CUERPO DEL TEXTO*
No esperaba nada nuevo ese viernes. Había salido a caminar a las siete
de la mañana a la montaña que se encuentra atrás de mi universidad. Como no
tenía ningún compromiso que considerara importante, compré una botella de
Ginebra y algo de comer para el camino. Pues siempre que subía o bajaba de la
montaña, me encontraba con varios perros callejeros a los que solía darles
algo de comer.
Cerca de las nueve de la mañana decidí bajar del lugar, estaba algo mareado
porque ya me había acabado media botella, pero aún así estaba listo para
rendir un examen. En el camino me topé con una perrita mezcla de corgi y
cocker spaniel que siempre me acompañaba.
Ese día decidió seguirme a donde fuera. Entré con ella a la Facultad y
la gente inmediatamente la reconoció como mi perrita. De hecho la perrita
demostraba tanto su aprecio que entró conmigo a dar el examen y se sentó en
la silla de alado. Saliendo del lugar, traté de tomar el bus, pero no quería
subirse, de una u otra forma le molestan los lugares con mucha gente. Así que
fui caminando a la oficina de mi madre para ir en el carro y llevármela a
casa. Al llegar, no había alguien ahí: Así que acosté a mi nueva mascota en
el sillón junto a mí mientras terminaba de beber el licor que tenía guardado.
Mi madre llegó, y al momento de regresar a ver a la perrita, ambas se
asustaron. Le expliqué que me siguió y que no valía dejarla nuevamente en la
calle para calmarla un poco. Me dijo: “al menos ya le pusiste nombre”. Le respondí:
Se llamará “Ginebra”.
|
sábado, 24 de febrero de 2018
Testimonio Nicolás Aguirre
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario